En este artículo expondremos críticamente, y de forma articulada, el modo en el que las sociologías de Jürgen Habermas y Anthony Giddens conceptualizan las consecuencias que sobre las formas de vida modernas están provocando los actuales procesos de globalización. Si, a contramano de un clima intelectual dominante que suele abusar del prefijo 'post', se sugiere entender la deslocalización (globalización) de las prácticas sociales, no tanto como un quiebre de época, sino, más bien, como la expresión más acabada de las consecuencias «desvinculatorias» generadas por la propia autonomización y expansión de los sistemas funcionales modernos -es decir, como radicalización del propio proceso de racionalización moderna- es desde esta perspectiva, entonces, desde dónde se analizará cómo la lógica -ahora global- de los sistemas funcionales habilita nuevas modalidades de interacción y presenta nuevos desafíos a los tipos de integración social que han alcanzado, desde sus comienzos, las sociedades modernas. En particular, y bajo esta definición, se detallará cómo la actual presión globalizadora tiende a reestructurar, amplificando sus horizontes, las tres dimensiones -la cultura, la personalidad y la sociedad- que conforman la noción de mundo de la vida definida en términos formales. Así, la imbricación de reflexividad, contingencia y democracia posnacional respectivamente serán los ejes por los que transcurra la presente reflexión.