En este artículo –a partir de la propuesta de la mesa- me propongo abordar a Eva Perón (Evita compañera al decir de Norberto Galasso) como figura emblemática del feminismo en nuestro país. O al decir de la mesa, como representación, como espejo, como reflejo, como ideal y como práctica de nuestras identidades latinoamericanas. En el duocentésimo quincuagésimo (250) años del natalicio de Simón Rodríguez queremos destacar uno o dos (porque considero que no pueden escindirse) de los elementos que brinda dicho pensador en el campo educativo con el fin de rescatar de los escombros a nuestros pueblos: el feminismo por un lado, y la pedagogía de la dignidad por el otro, con el fin del reconocimiento y el fortalecimiento de la educanda y del educando. En tiempos neoliberales es importante rescatar a Evita como mujer y como reflejo de otras mujeres y como reexistencias de los pueblos, que al decir de Cristina Fernández de Kirchner representan un proyecto nacional, popular, democrático, federal, feminista y latinoamericano.