La educación en América Latina es un ámbito que de manera importante influye en que como región estemos limitados en nuestras posibilidades de participación e intervención en el contexto global (Castells, 1999). Una posible explicación a este fenómeno es que ésta se caracteriza, entre otras cosas, por brindar escazas posibilidades a sus estudiantes para que aprendan en profundidad ciertos contenidos y desarrollen habilidades complejas como la creatividad y resolución de problemas (López, 2009). La carencia de dichas habilidades en nuestros jóvenes los expone a un alto riesgo de desventaja económica cuando adultos. Esto, porque compiten por trabajos que demandan tareas rutinarias, las cuales han sido absorvidas por máquinas computarizadas y cuyas oportunidades están siendo cada vez más escasas (OCDE, 2014). Por lo tanto, para que los estudiantes estén mejor preparados para el mundo actual y como región mejoremos nuestras posibilidades de participación en el globo, se necesita más que dominio de un repertorio de hechos y procedimientos; se necesita de una educación que promueva habilidades creativas en tanto éstas fomentan el procesamiento de la información, la generación de conocimiento nuevo y la innovación. Sin embargo, resulta ingenuo pensar que podemos educar a las nuevas generaciones del modo que deseamos sin analizar las costumbres, hábitos e ideas que se constituyeron en las generaciones que nos anteceden. Luego, la pregunta por el pasado es fundamental. Esto, porque la creatividad ya no puede ser pensada solamente desde el individuo, es decir, como cualidades cognitivas, arreglos neuronales, o tipos de personalidades que inciden en su expresión. Más bien, habría que abordar el contexto histórico-social donde los individuos están insertos para entenderla, pues el tipo de relaciones sociales que se establecen podrían determinar su nivel de fomento o inhibición. En el caso particular de Chile, Araujo (2016) afirma que estamos insertos en una matriz sociocultural autoritaria y, por lo tanto, las posibilidades de fomentar la creatividad se verían más fuertemente limitadas. Esto, ya que para potenciar la creatividad, el tipo de relación estudiante-profesor tenderá a ser horizontal, donde tanto estudiantes como profesores se encuentran en un proceso de reflexión y aprendizaje (Gürdal, 2006). Por el contrario, las relaciones verticales mermarían las posibilidades de expresión de la creatividad en los estudiantes. En esta presentación, por lo tanto, se desea comprender de qué modo la autoridad del profesor está asociada con la capacidad de expresión de la creatividad de estudiantes secundarios chilenos en los contextos de aula. Para producir información se han realizado entrevistas a profesores y observaciones de clases de alumnos secundarios.