Las mujeres representan más del 50% de la población mundial, no obstante en el decurso de la historia de la humanidad han sido sometidas a la voluntad masculina enfrentando la discriminación social y política. No existen vestigios antropológicos de una sociedad matriarcal pasada o presente, el sometimiento de la voluntad de las mujeres al arresto de los hombres no sólo permea en lo político sino también en lo cultural, lo que se traduce en segregación y violencia política; teniendo como principal argumento de la alienación femenina su sexo. En estas condiciones históricas resulta pertinente indagar sobre la participación política de las mujeres en las sociedades que formalmente han creado sistemas democráticos de elección de sus representantes en occidente, es decir, aquellas sociedades que se reconocen como democráticas a partir de la definición de sus sistemas político-electorales en sus constituciones políticas. Es sabido que existen sociedades que se han organizado para excluir a las mujeres de todo proceso político y de toma de decisiones, que les niegan el derecho a estudiar, a transitar con libertad, a expresar sus ideas, en razón de su sexo; sin embargo las sociedades que se reconocen a sí mismas como democráticas deben incluir a las mujeres en condiciones de equidad. En México, donde francamente se admite la transición democrática, la equidad de género aún es una asignatura pendiente como se demostró en las elecciones presidenciales de 2012, en las que la candidata a la Presidencia logró sólo una cuarta parte de los votos emitidos. La reforma política de 2012 impulsó las llamadas cuotas de género que buscaba una paridad de 50-50 en la postulación de candidatos de las diversas fuerzas políticas. A pesar de ello, la obligatoriedad de dichas cuotas de género no logró en el 2015 un cambio significativo en la conformación del congreso mexicano, tampoco los gobiernos locales. Este reporte de investigación plantea que es la masculinización de la política un obstáculo a la equidad por encima de las cuotas de género, generando violencia así como discriminación política contra las mujeres. Con el propósito de soportar los argumentos de esta investigación se realizó una triangulación metodológica empleando técnicas cuantitativas y cualitativas: entrevistas a profundidad además de grupos focales con mujeres que ejercen puestos de elección popular desde lo local hasta lo nacional así como un estudio no probabilístico aleatorio simple a través de una encuesta estandarizada en busca de criterios de selección de candidatos y predictores de intención del voto. Se encontró que en México la transición democrática está lejos de incluir a las mujeres ya que la violencia política que se ejerce en contra de ellas va más allá del marco legal situándose en aspectos socioculturales de exclusión y opresión femenina.