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La cuarta edad: la fragilidad en cuestión..
María Julieta Oddone y Paula Pochintesta.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
ALAS 2017 – URUGUAY Las encrucijadas abiertas de América Latina. La sociología en tiempos de cambio GT-21. Sociologías de la Niñez, Juventud y Envejecimiento La cuarta edad: la fragilidad en cuestión… El concepto de “cuarta edad” surgió debido al aumento de la longevidad. En la década de 1970 los gerontólogos anglosajones y francófonos realizaron una distinción entre “viejos-jóvenes” y “viejos-viejos”. En 1980 se estudiaron las características de esta población “muy envejecida”. De estas investigaciones surge una distinción entre tercera y cuarta edad que se daría por aspectos relativos a la decadencia, la decrepitud y la dependencia, resultado del alargamiento de la vida. Según este enfoque, la tercera edad se caracterizaría como un grupo autónomo e independiente, desplazando en el tiempo la visión de la cuarta edad como sinónimo de enfermedad y dependencia. Las investigaciones que siguieron entre fines de la década de 1980 y principios de 1990 vincularon a la cuarta edad con altos índices de morbilidad y mortalidad. No obstante, una serie de estudios longitudinales mostraron que no todas las personas que superan los 80 años sufren dependencia física. Surgen así dos miradas sobre la cuarta edad: una que la vincula con altos índices de patología y otra anclada en una mayor fragilidad pero con elevados índices de autonomía y capacidad socio-funcional. El objetivo que nos proponemos en este trabajo es comparar a los ancianos de 80 y más años con personas de 60 y más para analizar en profundidad las características que definen al grupo de los “viejos-viejos”. Problematizamos la idea de edad cronológica y la caracterización de la cuarta edad ligada exclusivamente a la dependencia y decrepitud. Utilizamos una metodología de investigación cuanti-cualitativa que integra los datos de una encuesta representativa de la población mayor urbana Argentina y el análisis de entrevistas en profundidad realizada a una muestra intencional de adultos mayores. Los resultados muestran que si bien se observa una disminución en el nivel de actividad a partir de los 80 años, existen muchos casos donde no sólo no se presentan índices de fragilidad sino que además se verifica la existencia de una gran capacidad funcional y autónoma. Esto nos sugiere que considerar el nivel de actividad echa por tierra la creencia que identifica a la cuarta edad con la dependencia como un destino inexorable. Antes que altos niveles de deterioro es más bien la diversidad lo que se observa en las personas de cuarta edad. De modo que la gradación entre: independencia-fragilidad-dependencia no debe ser considerada de manera lineal puesto que, en efecto, muchos ancianos mueren sin haber vivido una situación de fragilidad o dependencia. Palabras claves: Cuarta edad; Fragilidad, Dependencia; Revisión crítica
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