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Vigencia de la teoría latinoamericana del subdesarrollo y la dependencia: ¿qué queda a la luz de las experiencias neodesarrollistas?
Andres Wainer y Leandro Bona.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
La hegemonía neoliberal en las últimas décadas del siglo pasado desplazó aquellas concepciones teóricas latinoamericanas, como el estructuralismo y la escuela de la dependencia, que sostenían que existía una diferencia jerárquica y estructural a nivel mundial entre naciones y regiones. El ideario neoliberal reafirmó a partir de allí que el libre comercio, la acelerada movilidad del capital y la fuerte expansión de las empresas transnacionales contribuirían a eliminar las diferencias de ingresos entre países. Bajo esta perspectiva, la eliminación de las barreras comerciales, productivas y financieras permitiría una asignación más eficiente e “impersonal” de los recursos a través del mercado. De este modo, los países “emergentes” convergerían rápidamente hacia los niveles de productividad de los países desarrollados. Tras el fracaso económico y político en que terminaron la mayor parte de las experiencias neoliberales en América Latina, a comienzos del nuevo siglo surgió una nueva propuesta que logró un consenso importante en los países más grandes del cono sur. El llamado “neodesarrollismo” surgió como una respuesta a la hegemonía neoliberal procurando generar un nuevo proceso de desarrollo a partir de una mayor intervención del Estado en la economía. Sin embargo, a diferencia de los planteos elaborados en las décadas de 1950 y 1960, el mismo no cuestionó significativamente el lugar ocupado por los países latinoamericanos en la división internacional del trabajo. En dicho marco, el objetivo de la ponencia es el de indagar sobre la pertinencia –o no- de algunos de los conceptos centrales de dos de los más destacados exponentes del pensamiento estructuralista latinoamericano y del dependentismo, como Celso Furtado y Ruy Mauro Marini, para analizar los límites y posibilidades de los proyectos “neodesarrollistas”, siendo que en la actualidad los mismos se han visto severamente cuestionados a raíz de la crisis de la mayor parte de los llamados “gobiernos progresistas” de la región. La propuesta de retomar algunos de los planteos elaborados por Furtado y Marini no implica desconocer los grandes cambios que se han producido en el marco general en el que se desenvuelven las economías latinoamericanas desde que dichos intelectuales introdujeron sus ideas. Más bien se trata de identificar cuáles de las categorías elaboradas por estos pensadores resultan aún fecundas para analizar la situación de la región en un nuevo contexto económico mundial. Al respecto, cabe indagar sobre las formas que asume la división internacional del trabajo en el marco del despliegue de cadenas globales de valor (CGV), que para algunos autores (Fernández) distribuyen las tareas productivas y de diseño con un criterio jerárquicamente constituido, en tanto para otros (Gereffi) abren caminos para que los países periféricos logren una adecuada inserción para escalar en las mismas como trampolín hacia el desarrollo económico.
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