La idea central es que el patrón de acumulación global y financiarizado debilita e incluso cancela la viabilidad de las formas de organización que las clases subalternas erigieron como base del poder de negociación que respaldó la creación del Estado benefactor y la mejora sustancial de condiciones de vida y trabajo durante ese período. Ese cambio en la correlación de fuerzas es cardinal en la explicación del deterioro de los niveles de vida de los sectores populares en aquellos países de la región en donde el proyecto neoliberal se ha mantenido como dominante desde su instauración, y también es parte de la explicación de la debilidad de los proyectos "progresistas" (postneoliberales) en aquellos que han intentado desertarlo. El reconocimiento de este condicionamiento estructural nos pone frente a la necesidad de repensar de manera integral las alternativas de desarrollo.