El sector cultural es un amplio campo que incluye áreas y disciplinas muy diversas. A partir de los años ochenta la cultura cobra mayor importancia en el marco de las transformaciones socio-políticas de la región lo cual resulta en cambios en las políticas culturales. Procesos de democratización, la descentralización del Estado y el acelerado desarrollo de un mercado cultural han producido un crecimiento significativo de espacios sociales vinculados con la cultura, como de profesionales que despliegan sus competencias allí. No podemos olvidar la Declaración de México sobre Políticas Culturales (1982) donde se perfila una mirada antropológica de la cultura entendida como un derecho social. Tal como destaca el documento “la cultura engloba, ademas de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al sere humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. La cultura y sus expresiones diversas se comprenden como un bien social al que todos deben poder acceder. Teniendo en cuenta este contexto, esta propuesta busca profundizar en la noción de “cultura” y en el significado atribuido a diversos bienes culturales que expresan actores sociales que viven y/o trabajan en el partido de Avellaneda (Argentina). Buscamos reflexionar acerca del consumo cultural y de sus agentes como dimensión teórica que nos habilita a pensar en la construcción de la ciudadanía cultural como derecho de los individuos en una sociedad democrática. Los datos surgen de dos investigaciones en curso radicadas en el Departamento de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda (Argentina). Una de ellas se interroga por el lugar que ocupan los “talleres culturales” en el abanico de ofertas culturales que se presentan en el partido de Avellaneda y en el significado atribuido a los mismos por aquellos que participan como los que no. La segunda, centra su mirada en los profesionales de la cultura [gestores culturales], explorando en sus miradas respecto a la actividad desempeñada, así como en el lugar que la misma ocupa en el mercado laboral. Los primeros hallazgos nos han enfrentado a interesantes coincidencias respecto a qué se entiende por un “bien cultural” y por ende, qué se espera de la cultura. A partir de entrevistas biográficas realizadas a gestores culturales y de encuestas a habitantes de Avellaneda, nos proponemos reflexionar y discutir esta noción de cultura y bien cultural a partir de las miradas de agentes sociales partícipes y protagonistas directos de prácticas y experiencias culturales diversas.