Entre los múltiples marcos interpretativos del material cartográfico, una posibilidad consiste en considerar al mapa como la representación en escala de la realidad. Según Erwin Raisz una representación convencional de la superficie terrestre, vista desde arriba, a la que se agregan rótulos para la identificación de los detalles más importantes (RAISZ; Erwin; 1974). El espacio representado o a representar constituye una parte de la realidad; se trata de una imagen especular de la realidad mediada por un sistema convencional de representación. Desde otra perspectiva algunos especialistas han negado la neutralidad del mapa. Lo concibieron como un instrumento utilizado por el poder para distorsionar la realidad, pero sin dejar de considerar que esta está fuera de la mente. Las imágenes están mediadas por el poder y lo que habría que lograr es que no existiese esa deformación: la representación de lo real deviene ideología. Se deforma la realidad a través de la representación: hay que recuperar las categorías de lo real para denunciar las deformaciones o los ocultamientos. Sin embargo es posible plantear una perspectiva que resignifique la relación entre el mapa y lo que representa considerándolo inserto en el proceso de escritura, de acuerdo con la cual el mapa es creador de sentido. De allí que la preservación de la cartografía histórica pueda aportar significados particulares interpretándola en una doble dimensión: como cartografía y como documento de archivo. En esta ponencia intentaremos dar cuenta de esta interpretación a través del fondo cartográfico documental del Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.