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Tensiones entre ocio cultural y deportivo: un abordaje de género
Castells Florencia.
XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.
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Resumen
En las primeras décadas del siglo XX, hombres y mujeres de las clases trabajadoras sufrieron un proceso de urbanización junto con las demandas del Estado por una creciente homogeneización social, ligada a la construcción de una ciudadanía y de una identidad “nacional”. Las décadas de 1920 y 1930 van a ser claves en el desarrollo de mecanismos asociativos, que permitan a las pequeñas sociedades urbanas en formación nuclearse para resolver problemas edilicios, y animar la construcción de un “nosotros” en contra de las oligarquías tradicionales. La provincia de Buenos Aires, en constante urbanización, industrialización y crecimiento de demanda de mano de obra, habría sido el lugar idóneo para ello. En torno a esos procesos, el tiempo de ocio de los trabajadores, alentado por una reducción de la jornada laboral, se habría desarrollado, encaminado por las políticas públicas en torno a la recreación, sumado a las iniciativas provenientes de las asociaciones de base. Clubes de barrio, sociedades de fomento, centros partidarios, bibliotecas populares, fueron construyendo los lazos que permitían la formación de una sociedad cohesionada. Existía en las asociaciones una tensión entre los espacios dedicados al ocio: los vinculados con la expansión de la cultura “erudita”, la enseñanza de oficios y la organización de eventos; y la necesidad creciente de establecer vínculos a partir del deporte, sobre todo a partir de la expansión y profesionalización del futbol. Esta tensión se puede apreciar a partir de la división de géneros, en tanto que las mujeres tienden a ser analizadas en relación con una cultura de tipo literaria y manual, reducida a las bibliotecas, conferencias y cursos, y a la lectura en el hogar, mientras que los hombres estarían relacionados a actividades de conducción política y a recreaciones deportivas, en las que el fútbol ocuparía un lugar primordial. La política corporal que circulaba en la sociedad, diferenciaba las aptitudes masculinas para los deportes, de la “fragilidad” femenina que le imposibilitaba a la mujer la práctica de deportes en cantidad, de fuerza y de contacto físico. En este contexto, la moral era una de las variables que determinaba la tensión entre actividades culturales y deportivas. En vistas del vacío historiográfico sobre las actividades deportivas en las mujeres, me pregunto cuál sería el valor social tenían estas últimas para las mujeres amas de casa provenientes de las clases trabajadoras.
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