Mediante el presente trabajo se pretende exponer las consecuencias que la llamada “Querella Iconoclasta” tuvo en el Imperio Bizantino en los ámbitos artístico principalmente, pero también en lo religioso y político. La palabra griega ícono (del griego εἰκών, eikon: ‘imagen’) en un sentido amplio se refiere a cualquier figura. Pero en Bizancio se entendía como una imagen sagrada digna de veneración. En mosaicos o en madera, los íconos bizantinos comenzaron, a partir del siglo V, a inundar rápidamente los templos de la Iglesia Ortodoxa. Fue así que su culto se volvió exagerado entre los fieles y no tardo en ser objeto de críticas de parte de los intelectuales, políticos y comerciantes del Imperio, que va a culminar cuando el emperador León III comienza la gran aventura de la persecución de las imágenes, dando inicio a la Iconoclastia. El movimiento iconoclasta no iba propiamente dirigido contra el arte sino contra las representaciones de tipo religioso, la corriente antiartística fue la menos significativa frente a los demás motivos. En esta lucha encontramos también motivos políticos y religiosos ya que en el fondo se enfrentaron los emperadores y sus seguidores contra el creciente aumento del poder del monacato, que a diferencia del occidental, estaba más identificado con el pueblo que con las clases acomodadas de la sociedad bizantina. La máxima atracción de los monasterios eran los iconos religiosos que atraían a miles de peregrinos Los monjes se favorecían con esto que les permitía aumentar no sólo sus ingresos sino también su autoridad. Ante esta situación, el emperador León III encontró en la Iglesia y los monasterios un fuerte obstáculo en la construcción de un estado militarista y, al prohibir el culto a las imágenes, les quitaba su mas eficaz medio de propaganda. Las consecuencias de este enfrentamiento son las que se estudian en este opúsculo. En lo artístico, esta situación generó una nueva orientación a la producción artística que ya se había vuelto formalista y demasiado repetitiva, monótona y sin variaciones; sin embargo, pronto se hundió en la estereotipación de las formas En lo político se estudian las tensiones que esta querella produjo entre oriente y occidente, en las relaciones de Bizancio con los francos y de ambos con el papado y en lo religioso, son importantes las discusiones teológicas y las definiciones dogmáticas acerca de las imágenes que se desarrollaron por este conflicto, tanto en las sedes episcopales como en importantes Concilios.