El 15 de marzo de 1882 se inauguró la Exposición Continental en las instalaciones construidas para tal fin en la Plaza Miserere de la ciudad de Buenos Aires. Esta feria, una más de las tantas comenzadas con el Crystal Palace de Londres (1851), intentó ser una puesta en escena, al igual que sus antecesoras, de los avances técnicos y científicos logrados hasta el momento por los países que procuraban circunscribirse en un mundo moderno y civilizado. La sección de bellas artes de esta Exposición Continental presentó una escultura en mármol del italiano Juan Ferrari que suscitó el enojo de la colectividad española en la Argentina y la intervención del Encargado de Negocios de aquel país en Buenos Aires para atemperar los ánimos. El león, símbolo recurrente para la representación pictórica y escultórica de España, tumbado a los pies de las provincias argentinas según refería la letra del himno nacional sin los recortes posteriores fue leído por muchos como una afrenta para la dignidad de aquel país europeo si consideramos que aun, algunas regiones del continente como Cuba, permanecían bajo su jurisdicción. El presente trabajo se propone analizar el rol de la sección de bellas artes de la Exposición Continental de 1882 como una herramienta más en la construcción de la idea de nación articulada por cierto grupo de intelectuales y políticos argentinos del momento a través de la escultura de Juan Ferrari y de aquella de Francisco Cafferata, “El Esclavo”, que mereciera el primer premio en dicha sección y las tensiones surgidas en torno a este relato de legitimación de un nuevo régimen liberal y soberano encabezado por el Gral. Julio A. Roca desde su asunción al poder en 1880.