Reflexionar acerca de las formas y el ejercicio de la violencia en el mundo antiguo, implica no sólo el análisis de las formas efectivas de violencia, ya sean de tipo personal o colectiva, sino también acerca del lugar simbólico otorgado a la violencia en el ámbito de las representaciones sociales. Para ello resulta necesario el análisis del estatuto de la violencia en el ámbito del pensamiento, en tanto la violencia como acción en el orden de lo social se sostiene por un conjunto de prácticas que la constituyen como ‘objeto pensable o posible’ en el horizonte de comprensión de una sociedad determinada. En el contexto del mundo griego del período clásico, como sostiene Gallego (2003), la asamblea ateniense conformó un dispositivo de pensamiento que favoreció la producción de un nuevo sujeto político: el demos, quien se constituyó como tal en el debate asambleario, práctica política asociada en el nivel de lo simbólico con la confrontación bélica. De modo que la asamblea habría instalado un conjunto de prácticas institucionales que constituyeron a la violencia como ‘objeto pensable’ en la política ateniense del siglo V a.C. En este trabajo nos proponemos analizar las disputas teóricas en torno a las formas que asume la violencia como objeto discursivo de la política ateniense del siglo V, tratando de comprender de qué manera el carácter persuasivo del lenguaje puede ser pensado, por un lado, como manifestación del ejercicio de la libertad de los ciudadanos, mientras que, por otro lado, como elemento de coacción política por parte de ciertos sectores aristocráticos. Para ello estudiaremos el caso de Gorgias de Leontino quien en su \"Encomio de Helena\" establece una clara equivalencia entre persuasión discursiva y violencia, la cual es retomada por Platón en la crítica realizada a este sofista tanto en su diálogo homónimo, como en otros diálogos. Para ello pretenderemos mostrar que si bien la disputa entre el sofista leontino y el filósofo ateniense expresan un debate en torno a ‘lo político’ del discurso en las prácticas asamblearias, podemos vislumbrar allí dos argumentos antagónicos propios de ‘la política’ ateniense, en la cual no se discute las implicaciones teórico-filosóficas de dichas posiciones, sino las consecuencias prácticas de las mismas.