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LA PROYECCIÓN TÉMPORO-ESPACIAL DEL CÍRCULO SAGRADO:DEL MUNDUS AL ORBIS TERRARUM
VILLAGRA y MONICA.
XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.
  Dirección estable:  https://www.aacademica.org/000-010/23
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/eMCw/RTn
Resumen
Focalizados inicialmente en los rituales fundacionales de la inauguratio y la limitatio a partir de los cuales la urbe romana fue concebida como imago mundis - imitación de la cosmogonía celeste- y en cómo este espacio sagrado permitió la traslatio de la terra patrum, el nacimiento de la civitas y la delimitación del ius civile quiritum, para individualizarse como patria romana cohesionada por sus mores maiorum cuyo fundamente eran las notas de pietas y virtus que distinguían a Roma entre los pueblos de la antigüedad; postulamos como hipótesis que: la importancia del mundus primigenius radicaba no sólo en que, por encontrarse en la intersección de cardo y decumanus, se perpetuaba en la tridimensionalidad del espacio, es decir: a lo largo y a lo ancho, por un lado; y en profundidad, ad infero usque ad caelum - hacia el cenit y el nadir, conectando los dioses uranianos y ctónicos-, por el otro, como modo de apropiación del espacio y justificación del derecho de propiedad; sino que, mucho más aún, trascendía lo espacial para extenderse a la esfera tetra-dimensional, pues, más allá del mero espacio, resumía en sí mismo todo el tiempo romano: conectaba cada nueva fundación a los ancestros, reconociendo a Roma como parte de una cadena generacional ad aeternum, que inmortalizaba así la memoria cultural del tiempo primordial. Para su demostración analizaremos cómo, bajo influencia del cosmopolitismo y humanismo estoico, su fuerza centrífuga amplió las fronteras a la Romanidad y su misión civilizadora, adquiriendo la civitas consciencia de su eternidad, para transformarse en centro irradiador de identidad política como pueblo destinado a gobernar el orbis terrarum perfilando el Mito de Roma; y cómo la dimensión espacial adquirió una resignificación con la cartografía propagandística del programa augústeo que colocó a Roma como axis mundi del expansionismo territorial, reflejo de la imagen circular del cosmos con su centro, el mundo, irradiando su poder ordenador sobre el orbe completo. Intentaremos avalar la conclusión de que, la figura tetradimensional del mundus queda, entonces, identificada con la virtus del populus romanus, como paradigma central, de la cual se apropia el orbis terrarum al serle concedida la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, elaborándose los nuevos límites territoriales del ius novum, que amplía la hegemonía hacia la concepción de una patria communis omnium, manteniendo siempre como eje su ancestral identidad cultural.
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