El conflicto en Siria es en la actualidad el principal foco de tensión dentro de la serie de revueltas que se vienen sucediendo en el mundo árabe, a partir de fines del 2010. Este proceso ha sido denominado por los mass-media como “primavera árabe”, debido a la connotación que dicho término posee acerca de un nuevo despertar político de los sectores subalternos, oprimidos desde hace décadas por sus propios gobiernos. Asimismo, dicho país se caracteriza por poseer un régimen de tipo presidencialista y de carácter hereditario, el cual viene ejerciendo férreamente el poder desde 1971. Esto se ve reflejado, por una parte en la extrema violencia utilizada por el régimen para reprimir a todo aquel considerado como opositor, causante de miles víctimas fatales; y por otra la prolongación del conflicto, que ya lleva más de 20 meses. El presente trabajo se propone indagar a cerca de la revuelta en Siria, teniendo en cuenta el proceso iniciado con la denominada “primavera árabe”. Estos sucesos se enmarcan dentro de la serie de protestas populares que estallaron en los países árabes, a partir de diciembre del 2010, teniendo en consideración la radicalización exponencial del conflicto hasta el mes de noviembre de 2012, cuando se reunieron en Doha, Qatar, las diferentes facciones de la oposición siria con vistas a un acuerdo político. Para tal fin se intenta analizar el papel desempeñado por diversos actores, entre los que se destacan: el régimen gobernante, las fuerzas armadas, los sindicatos, los partidos políticos, las relaciones inter-tribales, las comunidades religiosas, los sectores marginados y los mass-media. En este contexto, se pretende utilizar el conflicto en Siria como un caso de análisis teniendo en cuenta los sucesos acontecidos en los demás países de la región afectados por la “primavera árabe”. Para tal fin, se realizará una comparación en relación a las variables antes expuestas. También, se procura examinar el papel desempeñado por las potencias en el conflicto en Siria, considerando su influencia en la región. Para verificar este impacto se tendrá en consideración el rol de la principal organización internacional, donde las potencias hegemónicas como Rusia, China, EEUU, Francia y Reino Unido dirimen sus intereses particulares, como es el caso de la ONU. Por último, se plantea prestar atención a un abanico de organizaciones de diversa influencia como es el caso de la UE, la OTAN y la Liga Árabe.