El proceso de formación y consolidación de los Estados-nacionales requirió la implementación de dispositivos ideológicos imprescindibles para legitimar sus hegemonías y modus operandi. Entre ellos, la creación de mitos fundacionales y la manipulación del recuerdo de hechos históricos concretos, constituyeron elementos de capital importancia a la hora de modelar, en simultáneo con las nuevas instituciones, la conciencia de los ciudadanos que habrían de conformarlos. El nacionalismo fue la forma más acabada de ideología que estableció las bases teóricas de las nuevas entidades políticas. En este contexto, el sionismo, forma específica de nacionalismo, fundó sus propios argumentos que justificarían el establecimiento de un Estado judío en territorio Palestino. El sionismo se presentó como la solución a la llamada cuestión judía en Europa. Su programa fue construido con similares elementos a los que se constituyeron otros nacionalismos, tendientes a crear un nuevo referente identitario que ligara a los individuos entre sí y a éstos a los nacientes Estados modernos. Este trabajo se propone analizar una de las especificidades del mito sionista, a saber, la reinterpretación del discurso religioso y de ciertos relatos de la Torá que postulan que los judíos mantienen una relación orgánica con su tierra de origen. La idea de “tierra prometida”, antes de que la dirigencia sionista hiciera uso de ella como título de propiedad de Canaán, era entendida por la mayor parte de los judíos del mundo como una metáfora. La voluntad de asentarse en Canaán-Palestina fue un proyecto específico que formó parte del espíritu de un tiempo determinado. Intentaremos identificar las líneas principales de este pensamiento, prestando especial atención a las condiciones materiales que caracterizaron al período, para poder comprender en qué contexto un grupo autodenominado laico retomó, redefinió y capitalizó elemento de la tradición judía para hacerlos parte de su propio discurso. El mito construido dio sentido al “retorno” y justificación moral a la expulsión de otros grupos étnicos. Esta idea sirvió de justificativo para negarle a los mismos la posibilidad de mantener un vínculo semejante con la tierra en cuestión. Lo que se pretendía era rescatar una tierra “abandonada” durante dos mil años aproximadamente y, en ese contexto, los palestinos fueron considerados intrusos a los cuales era, no sólo legítimo, sino también necesario remover. Palabras clave: nacionalismo, laicismo, religión, reinterpretación, justificación