En el presente artículo se pretende observar el modo en que a partir de un viaje real –los viajes de Américo Vespucio a América- se originó una obra ficticia –Utopía, aunque en plena relación con el marco histórico del momento-, que a su vez inspiró a Vasco de Quiroga a pensar que una utopía pueda ser factible de realizarse. Hecho que él intentó en tierras mexicanas. En efecto, Vasco de Quiroga intentó aplicar en la población aborigen de México ciertos elementos del modelo utópico planteado por Tomás Moro en su obra. Se comienza partiendo de la idea de que Utopía sirvió como modelo moral y organizativo para la fundación e institución de los pueblos – hospitales quiroguianos. El idealismo de Moro encontró su aplicación real de la mano de Quiroga. De esta manera, Quiroga, teniendo en cuenta el modelo español de organización de la población aborigen en América, también propone congregar a los indígenas pero para enseñarles aquello que los españoles denominaban “policía”: un modo de vida civilizado. Los principales objetivos de Quiroga residían en dar cuidado a las personas necesitadas, educar a los indígenas en un modo de vida “civilizado” e instruirlos en la fe católica. Para todo ello, Quiroga introdujo la novedosa propuesta de fundar los llamados Pueblos-Hospitales. La idea consistía en fundar nuevos pueblos en zonas de terrenos baldíos. Aunque Quiroga atacó fuertemente el estado de esclavitud al que estaban sometidos algunos indígenas, no expresó un rechazo radical hacia las encomiendas, sino al método violento por el cual se conformaban. Según Quiroga, las encomiendas permitirían a los españoles sustentar económicamente su obra evangelizadora. A diferencia de otros oidores, religiosos y funcionarios españoles en general, Quiroga mantuvo un claro objetivo de mejorar el trato hacia los indígenas, así como también revertir sus duras condiciones de vida. De todos modos, ello no implicó que Quiroga haya podido escapar de todos los condicionantes estructurales de su época. En algunos aspectos, para mejor, y en otros, para peor, Quiroga fue, el “producto” de su época. La obra de Quiroga puede funcionar como punto de partida para analizar otros fenómenos de los siglos posteriores, como puede ser por ejemplo, pensar el lugar que ocupan actualmente, las utopías en el mundo occidental.