Entre los siglos XVI y XVII encontramos un cambio de paradigmas en las artes plásticas europeas. De esta manera, las producciones artísticas se alejan cada vez más de los preceptos y cánones que configuran el estilo renacentista, a medida que nuevas concepciones filosóficas y nuevas condiciones materiales y sociales estructuran la manera en que los hombres elaboran y conceptualizan sus producciones culturales. A lo anteriormente mencionado, se suma la consolidación de nuevos géneros y temas que se apartan del arte religioso, a medida que los cortesanos se consolidan como consumidores de las producciones culturales, compitiendo con la Iglesia, y el artista encuentra nuevos intereses y libertades al momento de producir sus obras. Atendiendo a estas problemáticas, el trabajo a presentar tendrá como objetivo general abordar las representaciones y convenciones artísticas europeas entre finales del siglo XVI y XVII. A partir de un enfoque interdisciplinario, que conjugue la Historia y la Historia del arte, se rastreará la aparición de lo “popular”, lo “costumbrista” y lo “marginal” en las producciones manieristas y barrocas, hecho que tiene como emergente más paradigmático la consolidación del género conocido como “arte de género”. De esta manera, superando el mero análisis iconográfico de las fuentes, el trabajo buscará consolidar una posible hipótesis que explique el cambio en la iconografía y en la mentalidad-concepciones de los artistas y de la sociedad toda, en pos de acercarnos a las circunstancias que rodean la incorporación de las categorías antes mencionadas como objetos representables. De esta manera, el contexto social de producción, en el que el artista, el comitente y el público están insertos, cobra una importancia clave en la elaboración de una posible explicación que busca un análisis social del arte y no una mera descripción de imágenes. En este trabajo, se comprenderá el espacio de Flandes, Países Bajos, Venecia y España, utilizando como estudios de caso pinturas y grabados de los siguientes artistas: Tintoretto y Brueghel como exponentes del Manierismo, Rembrant, Velázquez y Vermeer como representantes del Barroco. Considerando las particulares y especificidades de los lugares, artistas y momentos históricos, se intentará enunciar teorizaciones generales en relación a estos dos estilos en sí mismo complejos y versátiles, que se consolidan como expresiones explícitas o implícitas de las relaciones sociales e ideológicas de la sociedad de los siglos XVI y XVII.