Las entradas de los reyes en las ciudades gozaron de una creciente importancia política en los siglos bajomedievales. De hecho, a finales del siglo XV esas ceremonias comenzaron a adquirir una mayor complejidad, puesto que se habían convertido en un momento particularmente importante para los monarcas en orden al reconocimiento de su legitimidad por parte de sus súbditos, asunto que no eran baladí en el caso de dinastías de origen bastardo, que habían llegado al poder tras un golpe militar, como eran los Tudor, o en el caso de príncipes que gobernaban un conjunto de estados heterogéneos atados a su obediencia por pactos de desigual consistencia, como eran los duques de Borgoña. A través del presente estudio, me propongo analizar en modo comparativo las entradas reales de Catalina de Aragón a Londres en 1501 y la de Juana de Castilla en Bruselas en 1496, a fin de dar cuenta de los principales elementos que conformaban dichas ceremonias en ambas Cortes. Por lo tanto, haré hincapié en el estudio del ceremonial y de la simbología adoptada, medios propagandísticos de primer orden para difundir las alianzas selladas, así como en la importancia de la presencia de ciertos miembros de la alta nobleza (castellana, inglesa o borgoñona) que participaron en dichas celebraciones y que acompañaron a sus respectivas princesas. Para llevar a cabo dicho estudio cuento con la relación de la entrada de Catalina en Londres publicada por Phillip Yorke of Hardwicke, así como otras noticias al respecto contenidas en las Crónicas de los Reyes Católicos compuestas por diversos cronistas (Hernando del Pulgar, Bernáldez, Alonso de Santa María), en The Great Chronicles of London, en el Calendar of Letters, despaches and State Papers relating to England and Spain (1485-1509), y en las Crónicas de Jean Molinet. Además se tendrá en cuenta los estudios que ya han realizado Gordon Kipling, Will Blockmans, Sydney Anglo, Manuel Ladero Quesada, Rosana de Andrés Díaz, Miguel Zalama y Paul Vandencroeck.